EL DOLOR COMO ENFERMEDAD: CÓMO LA MEDICINA DEBE ABORDAR ESTA REALIDAD.

Medico trata a paciente con dolor en las piernas

El dolor es una experiencia muy desagradable que todos podemos sufrir. Normalmente, nuestro cuerpo lo utiliza como una señal de alarma para avisarnos de algún daño que pueda estar sucediendo. Esto es lo que conocemos como dolor agudo y ocurre en un instante o tiene breve duración.

Sin embargo, cuando el dolor se prolonga en el tiempo, se convierte en una enfermedad en sí misma. Es lo que conocemos como dolor crónico, y puede llegar a ser muy incapacitante. En estos casos, es importante que se trate adecuadamente, ya que el dolor puede ser la única queja del paciente.

A pesar de que hasta un 19% de la población puede sufrir dolor crónico, el 50% de estos individuos no reciben un tratamiento adecuado. De hecho, un tercio de ellos no reciben ningún tratamiento en absoluto. Esto es preocupante, ya que el alivio del dolor es un derecho básico de todo ser humano.

El dolor como “causa” de enfermedad.

Muchas personas creen que una enfermedad subyacente siempre causa el dolor. Y a menudo ignoran que el dolor puede afectar el funcionamiento de nuestro cuerpo. Experimentar dolor, ya sea agudo o crónico, no solo puede afectar la salud y la calidad de vida de una persona. También puede desencadenar otros problemas de salud.

Cuando sentimos dolor, nuestro cuerpo interpreta la sensación como una señal de que algo no está bien y puede haber una amenaza que deba combatirse. En respuesta, nuestro sistema nervioso, endocrino e inmunológico se activan. Liberan una serie de sustancias, como mediadores químicos y hormonas, para prepararnos para luchar contra la amenaza percibida. Sin embargo, estas mismas sustancias pueden tener efectos negativos en el control de enfermedades preexistentes.

Ejemplos de efectos negativos en algunas enfermedades:

Cuando sentimos dolor, nuestro cuerpo produce sustancias llamadas catecolaminas, como la epinefrina y norepinefrina. Estas pueden afectar el corazón y las arterias, lo que puede provocar un aumento en la presión arterial. En personas con hipertensión, esto puede ser peligroso y aumentar aún más su presión arterial a niveles dañinos.

Además, el dolor puede afectar la regulación del azúcar en la sangre, lo que puede provocar un aumento en los niveles de glucosa. Si alguien tiene diabetes, esto puede ser peligroso y llevar a una descompensación.

El estrés también puede agravar enfermedades cardíacas preexistentes, como la cardiopatía isquémica, que puede provocar angina o incluso un infarto. Además, prácticamente cualquier órgano del cuerpo puede verse afectado por el dolor, como el sistema digestivo, que puede provocar náuseas, vómitos y trastornos digestivos.

Las personas que sufren de dolor crónico también pueden experimentar trastornos de la inmunidad, lo que puede aumentar su riesgo de infecciones. Y no solo eso, sino que también pueden experimentar importantes alteraciones psicológicas, como la depresión.

El dolor influye en las funciones fisiológicas del organismo.

El dolor no solo afecta a nuestro cuerpo de manera física, sino que también puede tener un impacto negativo en muchas otras funciones importantes.

Por ejemplo, cuando sufrimos dolor, es común que perdamos el apetito, lo que puede llevar a una nutrición incorrecta. Además, el dolor puede afectar el sueño, lo que puede aumentar el cansancio y afectar el estado de ánimo del paciente. También puede limitar nuestra capacidad para realizar actividades físicas o intelectuales, como el trabajo, los estudios o las actividades de ocio.

Por último, el dolor también puede afectar nuestras relaciones interpersonales, incluso las relaciones íntimas con nuestra pareja, lo que puede deteriorar nuestra calidad de vida.

Es importante tener en cuenta estos efectos del dolor y buscar la ayuda adecuada para controlarlo. Si experimentas dolor crónico o cualquier otra forma de dolor que afecte tu vida diaria, es importante que consultes a un médico. Obtener el tratamiento adecuado y evitar complicaciones graves.

Algunos profesionales han sentido la necesidad de enfocar su trabajo en el manejo del dolor. Esto se debe a que hay muchas formas de tratamiento:

Como medicamentos, terapias alternativas o intervenciones, que no están dentro del ámbito de las especialidades médicas.

Además, no siempre hay acceso a estos recursos terapéuticos en las clínicas especializadas. Esto ha llevado a la creación de centros especializados en el tratamiento del dolor, conocidos como Clínicas del Dolor.

Papel del médico ante un paciente con dolor.

Cuando un paciente experimenta dolor, es importante que el profesional médico a cargo de su atención tenga en cuenta los principios bioéticos fundamentales:

«beneficencia», «no maleficencia», «autonomía» y «justicia». Martínez Caballero describe detalladamente estos conceptos en un excelente artículo publicado en la Revista de la Sociedad Española de Dolor.

A continuación, presentamos algunos fragmentos relevantes del mismo.

Principio de beneficencia:

El alivio del dolor es un ejemplo claro del principio de «beneficencia» en la medicina, que busca el bienestar del paciente. Es importante evitar que el paciente sufra dolor innecesario y proporcionar los medios terapéuticos disponibles para aliviarlo. De hecho, no hacerlo podría considerarse como un abandono del deber de cuidado. La prioridad del personal sanitario es evitar el dolor y el sufrimiento del paciente. No utilizar los recursos terapéuticos disponibles es inmoral y una forma de negligencia médica grave. El principio de beneficencia exige que se tomen todas las medidas necesarias para aliviar el dolor del paciente y mejorar su calidad de vida.

Principio de no maleficencia:

El principio de «no maleficencia» se basa en la idea de que en primer lugar, no se debe hacer daño al paciente. Exige que los profesionales de la salud valoren siempre los beneficios y los riesgos de cualquier intervención terapéutica. Aunque en algunas situaciones, como en procedimientos quirúrgicos o pruebas diagnósticas invasivas, puede ser difícil evitar que el paciente experimente dolor o trauma. Es importante que se tomen medidas para minimizarlo en la medida de lo posible. De hecho, no hacerlo sería una violación del principio de no maleficencia y podría causar más daño al paciente.

En conclusión, el principio de no maleficencia exige que se evite causar daño al paciente. Y también que se tomen medidas para minimizar cualquier dolor o trauma que pudiera ocurrir durante los procedimientos médicos necesarios.

Principio de autonomía:

El principio de autonomía se refiere al derecho del paciente a decidir sobre su propio tratamiento.

Antes el médico decidía todo sin tener en cuenta la opinión del paciente. Hoy en día se considera fundamental que el enfermo participe activamente en la elección del tratamiento, después de haber recibido información suficiente y adecuada. El médico debe informar al paciente sobre el diagnóstico, el pronóstico y las posibilidades terapéuticas. Y además permitirle elegir libremente, siempre y cuando sea de manera racional y no se deje influenciar por el desconocimiento o presiones externas.

Es importante que el paciente tenga el derecho a rechazar el tratamiento o a elegir uno distinto al propuesto. Y a elegir el momento, lugar y forma de su muerte, dentro de las limitaciones legales. El paciente debe recibir la información necesaria y que estar de acuerdo con el tratamiento propuesto. Para esto se ha creado el llamado «consentimiento informado». Este es especialmente importante en los tratamientos o técnicas de exploración que tienen mayores riesgos o posibilidades de fracaso.

El principio de autonomía es esencial en la atención médica, ya que permite al paciente tomar decisiones informadas y participar activamente en su propio tratamiento. Sin embargo, es importante que el paciente tenga la información adecuada y que su decisión sea racional. Y que no se base en el desconocimiento o influencias externas.

Principio de justicia:

El principio de justicia en la Medicina establece que todos los seres humanos deben ser tratados sin discriminación . Y además se debe proteger especialmente a aquellos que se encuentran en una situación de desventaja. Es decir, el bienestar colectivo debe primar sobre el de los individuos.

Esto se basa en dos hechos fundamentales:

  • En primer lugar, todas las personas tienen la misma dignidad. Deben ser tratadas con igual consideración y respeto, independientemente de sus circunstancias.
  • En segundo lugar, es necesario luchar por una distribución justa y equitativa de los recursos sanitarios limitados. Y así obtener el mayor beneficio para la comunidad, evitando desigualdades en la atención sanitaria.

Por lo tanto, el personal sanitario tiene la responsabilidad de administrar y gestionar los recursos y servicios de manera efectiva y eficiente, evitando acciones inadecuadas. Esto significa que se deben tomar decisiones basadas en criterios de justicia y equidad, evitando privilegios o discriminación hacia ciertos pacientes o grupos sociales. El principio de justicia es esencial para lograr una atención médica equitativa y de calidad para todos, independientemente de su origen, condición social o económica.

Conclusiones:

En conclusión, es importante tener en cuenta que el dolor no solo es una experiencia desagradable. También puede causar efectos negativos en nuestro cuerpo. Es por esto que, en caso de padecer dolor, siempre se debe buscar atención médica especializada para poder tratarlo de manera efectiva y evitar complicaciones.

Además, es fundamental tener en cuenta que el dolor es un síntoma y no una enfermedad en sí misma. Por lo tanto, es importante identificar su causa subyacente y tratarla de forma adecuada para controlar el dolor de manera efectiva.

Por último, es responsabilidad del personal sanitario asegurar un enfoque y atención adecuada al paciente que sufre dolor. Esto implica brindar un tratamiento personalizado, informar al paciente sobre las opciones de tratamiento disponibles. Y además trabajar en conjunto para aliviar el dolor y mejorar la calidad de vida del paciente.

Fuentes consultadas:

  1. El dolor crónico en la historia. https://revistas.uniandes.edu.co/index.php/res/article/view/5804/5612
  2. Situación actual del dolor crónico en España: iniciativa “Pain Proposal”. https://dx.doi.org/10.4321/S1134-80462014000100003
  3. Epidemiología, prevalencia y calidad de vida del dolor crónico no oncológico. Estudio ITACA. https://scielo.isciii.es/pdf/dolor/v11n5/original1.pdf

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